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Mientras que UNICEF pretende apoyar en la construcción de mini-centros en seis distritos”, explicó el jefe de protección infantil de UNICEF, Bruce Grant.

   Según la encargada del centro de Port Moresby, Tessi Soi, los primeros seis meses han registrado 119 casos de abuso. “Bien doméstico, bien infantil, incluso intentos de suicidio”, explicó Soi a la agencia de información de Naciones Unidas, IRIN. “Cuarenta por ciento de las víctimas recurren a la sobredosis, muchas de ellas mediante medicamentos, pero algunas emplean incluso lejía, y un cuarto de los casos se refieren a niños, mucho de ellos víctimas de abusos sexuales”.

   El centro, que comprende cinco empleados –incluyendo a trabajadores sociales– ofrece asistencia para traumas y abuso infantil. Los pacientes sólo pueden permanecer allí durante una noche, y entonces son trasladados a la Casa de Ruth, un centro gestionado por la ONG Misión de la Ciudad. Allí se les atiende durante dos semanas, como máximo. Si no se cuenta con suficientes habitaciones libres, se busca a los parientes cercanos.

FALLO DE SISTEMA

   “Solemos remitir a las víctimas al departamento de Beneficencia o  al Foro Individual de Derechos Comunitarios (ICRAF, por sus siglas en inglés) donde se emplea a procuradores que emiten órdenes de alejamiento, pero el sistema de beneficencia suele negar ayuda a los afectados por la falta de personal”, lamentó Soi.

   “No sabemos cuántas víctimas consiguen órdenes de alejamiento pero, de todas maneras, casi todas las mujeres regresan a casa aunque hayan solicitado una orden de alejamiento, o aunque ya cuenten con una. En ese momento, el ciclo de la violencia comienza de nuevo”, explicó.

   Port Moresby sólo se cuenta con un tribunal familiar, según su principal magistrada, Noreen Kanasa, quien indicó no obstante que “se está emprendido un proceso por el que se mejorará la respuesta judicial a los casos de abuso”

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