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por medio del personal que esta capacitado para atender con eficiencia los multiples casos que se presenten.

   Sin embargo, y según una consulta reciente realizada en cuatro regiones del país, “los departamentos de beneficencia se encuentran sobrecargados, y aunque las víctimas de abusos han conseguido una orden de alejamiento, muchas veces no tenian la información completa, por eso no sabían a donde acudir”.

   Además, “muchos de los funcionarios no se mostraban especialmente sensibles con sus problemas, y muchas veces la víctima no sabian a quien presentar sus quejas”, añadió Kanasa. La Policía no cuenta con muchos vehículos o con suficiente gasolina para hacer su trabajo.

   “Muchas de estas personas son de escasos recursos “, declaró Kasa. “Si no tienen dinero para pagarle a la policía, por eso muchas mujeres toman la decisión y terminan entregando en persona a sus maridos la orden de alejamiento, lo que provoca que la violencia se inicie.

CASOS PARTICULARES

   “Llevo cuatro años con esta situacion”, declaró una mujer de 38 años bajo el anonimato, a su llegada al FSC de Port Moresby. “En julio, mi marido me agredio y me dejo el ojo morado y me dejo golpes en todo el cuerpo.

   La mujer llegó al FSC por orden del ICRAF. Solicitó una orden de registro, pero el proceso se hizo demasiado largoy la mujer termino de regreso en su casa a seguir en la misma situación devido a que no se dio una solucion inmediata a su problema.

   A principios de septiembre, la mujer regresó al centro, esta vez con un brazo roto. Su marido la había arrastrado hasta un cajero automático y la había obligado a sacar todos los ahorros familiares, para después mandarla “a hacer puñetas”. “Mi mayor preocupación” reconoció la mujer, “es que mi hijo de cinco años todavía sigue allí, con él”.

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